Monday, December 27, 2010

Ecuador: El drama de los refugiados colombianos

Escrito por elecuatoriano el 27 de diciembre, 2010

observadorglobal.com.- La migración forzosa de miles de colombianos, que todos los meses escapan de la guerra, los secuestros y los abusos, produce que el Estado ecuatoriano se vea imposibilitado de asegurar sus necesidades básicas. La ONU afirma que hay 135 mil colombianos que necesitan atención urgente en Ecuador, dado que muchos son víctimas de la miseria, la contaminación y la xenofobia. Para evitar eso, el organismo propuso un plan de reubicación de colombianos en otros países de América.
Muchos inmigrantes colombianos escapan de la guerrilla, los secuestros y el narcotráfico – AP
Los 700 kilómetros de frontera que separan a Ecuador de Colombia constituyen el lugar por el que mayor cantidad de refugiados transitan en toda América Latina. La interminable guerra colombiana entre el ejército, paramilitares y guerrillas, obliga a desplazarse a varias comunidades rurales hacia el sur en busca de seguridad.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que en Ecuador viven entre 400 mil y 500 mil colombianos, de los cuales 53 mil personas son reconocidas como refugiados y unos 135 mil viven en condiciones precarias. La cifra de ciudadanos colombianos desplazados por la guerra se duplicó desde 2008, mientras que una década atrás la cantidad era de sólo 390 asilados.
A pesar de que las principales guerrillas colombianas, FARC y ELN, se encuentren en retirada de las grandes zonas que dominaron en los últimos años, el número de personas que tuvieron que desplazarse forzosamente ascendió. Esto ocurrió principalmente desde 2005 cuando los cultivos de coca se trasladaron desde el departamento de Putumayo al de Nariño, ante el avance del ejército.
EXPLOTADOS EN COLOMBIA
El principal motivo por el que las familias deben cruzar las fronteras y refugiarse en Ecuador es para evitar el fuego cruzado entre los bandos en pugna y, además, porque son obligadas a dejar sus tierras para la plantación de coca, ya que la guerra está financiada principalmente por el narcotráfico.
Además, tanto guerrilleros como paramilitares reclutan de manera forzosa a niños a partir de los doce años para usarlos como soldados, mientras que las niñas son apropiadas, dado que constituyen un botín de guerra y en varias ocasiones son víctimas de la trata de personas. Asimismo, las comunidades indígenas son las más vulnerables a los secuestros por su vasto conocimiento de las zonas selváticas.
EN ECUADOR
De acuerdo con ACNUR, el 60% de los refugiados colombianos en Ecuador vive en zonas urbanas, pero el restante 40% permanece cerca de la frontera con Colombia, en lugares remotos y aislados, en regiones poco desarrolladas y carentes de los servicios básicos. Muchos sobreviven gracias a la solidaridad de la población ecuatoriana local, pero otros desplazados que no tienen regularizada su situación sufren explotaciones y además son víctimas de organizaciones delictivas.
El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, propuso establecer un visado para los extranjeros que llegan a Ecuador principalmente de países limítrofes. “Que se pongan visas especialmente a ciudadanos de países que conocemos que exportan delincuencia: Colombia, Perú y ciertos países de Centroamérica, Europa y Asia”, afirmó Nebot sin ocultar su xenofobia y olvidando que miles de ecuatorianos padecen las mismas penurias en Europa y Estados Unidos que los asilados colombianos en su país.
De la misma manera que en Colombia, los pueblos originarios son los más afectados por la migración. La comunidad Epera, que llegó a Ecuador procedente de Colombia en la década del setenta, denuncia que sus integrantes beben agua contaminada del río Capayas y además carecen de infraestructura y de educación.
POSIBLES SOLUCIONES
El deshielo en las relaciones entre Quito y Bogotá, que comenzó con la reunión entre los presidentes Rafael Correa y Juan Manuel Santos, celebrada a fines de noviembre, permite que ambos países vuelvan a afrontar juntos el problema de los desplazados, que había sido abandonado en marzo de 2008, luego del bombardeo ilegal del ejército colombiano a un campamento de las FARC en Ecuador.
Aprovechando esta situación, el titular de ACNUR, el ex presidente portugués Antonio Guterres, visitó días atrás las zonas en donde viven frágilmente los refugiados colombianos en Ecuador. Guterres reconoció que no existe un plan de retorno para los migrantes forzados, dado que las condiciones de seguridad en Colombia no están garantizadas.
No obstante, Guterres propuso un plan de reubicación de unos mil colombianos residentes en Ecuador, para que sean recibidos en Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Brasil y Chile. Además, solicitó a Colombia que ayude a su vecino a financiar los costos de albergar a una población tan numerosa, que creció rápidamente en los últimos años.
De acuerdo con el gobierno de Ecuador, al Estado le cuesta unos 42 millones de dólares anuales el mantenimiento de la salud y la educación de los refugiados colombianos que tienen la suerte de recibir estos servicios. En tanto, la ACNUR aporta 10,5 millones provenientes de donaciones de la comunidad internacional.
Quito mantiene con Colombia disputas judiciales, en las que le exige que asuma la corresponsabilidad del problema de los desplazamientos de un país al otro. Pero, luego de la mediación de Guterres, el gobierno de Correa anunció que no iba a presentar otra demanda en los tribunales internacionales contra Bogotá.
La solución aportada por ACNUR es muy limitada, ya que se calcula que unos mil migrantes colombianos ingresan por mes a Ecuador, el país con el mayor número de refugiados en Latinoamérica. Precisamente esa es la cifra de personas que quizás por única vez logre reasentarse en otros países. Pero, aunque la ayuda sea insuficiente, el aporte es mucho más fructífero que el que realiza el gobierno colombiano, que destina los recursos a incrementar la contienda contra las guerrillas, sin tener en cuenta el drama de los desplazados. Aunque hay que tener en cuenta que la posición de Colombia tampoco es sencilla, porque tiene unos 3 millones de desplazados internos que el Estado debe atender.
Mientras la guerra colombiana parece irse extinguiendo muy lentamente con la derrota de las guerrillas, el problema de los desplazados va a continuar, dado que los grupos irregulares – guerrillas y paramilitares -, que todavía tienen miles de miembros armados en la selva, van a seguir acosando y secuestrando a los pobladores de los departamentos del sur y sudoeste del país.

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