Y. ÁLVAREZ - Jueves, 10 de Marzo de 2011 - Actualizado a las 05:48h:
BILBAO. Euskadi cuenta desde ayer con un protocolo de coordinación que ofrecerá ayuda psicológica y judicial a las mujeres y menores de edad víctimas de explotación sexual. Tras anunciar el martes que las mujeres maltratadas que estén cobrando las ayudas del Gobierno vasco podrán también acceder a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), la directora de Atención a las Víctimas de Violencia de Género, Mariola Serrano, puso ayer el acento en una de las caras más crueles con la que se presenta la violencia sexista: la explotación sexual.
Bajo el lema la trata de mujeres con fines de explotación sexual acaba con muchas promesas. No seas cómplice, la campaña puesta en marcha por el Gobierno vasco pretende concienciar y sensibilizar a la sociedad vasca de que estamos ante un problema que existe y que, según puntualizó Serrano, "puede ocurrir en el piso de al lado".
Por ello, el protocolo de ayuda puesto en marcha -en el que han colaborado varias instituciones y organizaciones ligadas al mundo de la prostitución- nace con la intención de que la ciudadanía no observe esta situación como algo indiferente sino que se involucre y sea parte activa en la erradicación de este mal, del que se desconoce el volumen exacto de mujeres a las que podría afectar. "La trata de seres humanos con fines de explotación sexual es una manifestación de la violencia de género sobre la que apenas se han desarrollado acciones y, a menudo, pasa desapercibida ante la sociedad".
Según explicó la directora de Atención a las Víctimas de Violencia de Género, el objetivo final de esta nueva herramienta es el de ofrecer a las mujeres explotadas un entorno seguro en el que puedan recibir los tratamientos que necesiten -incluida la cobertura legal y psicológica- y tengan tiempo para descansar y pensar en dar el paso definitivo de denunciar su situación. En el caso de que lo hagan, dispondrán de un mes para decidir si colaboran con las autoridades y optar de este modo a un permiso de residencia y trabajo excepcional o bien regresar a su país de origen, en caso de que sean inmigrantes.
Otro de los instrumentos del que dispone el protocolo son tres documentos impresos dirigidos a las víctimas, en particular, y a la ciudadanía, en general, donde se detalla la información necesaria sobre la explotación sexual, los métodos más frecuentes para atraer a las futuras víctimas o los derechos con los que cuentan. El folleto dirigido a las mujeres que sufran la explotación sexual está editado en diez idiomas distintos en mensajes cortos y de fácil comprensión para intentar abarcar a un mayor número de personas. Por último, un tercer tríptico relata un testimonio de una mujer explotada que narra su experiencia y anima a las víctimas a romper su silencio y a poner fin al calvario.
Bajo el lema la trata de mujeres con fines de explotación sexual acaba con muchas promesas. No seas cómplice, la campaña puesta en marcha por el Gobierno vasco pretende concienciar y sensibilizar a la sociedad vasca de que estamos ante un problema que existe y que, según puntualizó Serrano, "puede ocurrir en el piso de al lado".
Por ello, el protocolo de ayuda puesto en marcha -en el que han colaborado varias instituciones y organizaciones ligadas al mundo de la prostitución- nace con la intención de que la ciudadanía no observe esta situación como algo indiferente sino que se involucre y sea parte activa en la erradicación de este mal, del que se desconoce el volumen exacto de mujeres a las que podría afectar. "La trata de seres humanos con fines de explotación sexual es una manifestación de la violencia de género sobre la que apenas se han desarrollado acciones y, a menudo, pasa desapercibida ante la sociedad".
Según explicó la directora de Atención a las Víctimas de Violencia de Género, el objetivo final de esta nueva herramienta es el de ofrecer a las mujeres explotadas un entorno seguro en el que puedan recibir los tratamientos que necesiten -incluida la cobertura legal y psicológica- y tengan tiempo para descansar y pensar en dar el paso definitivo de denunciar su situación. En el caso de que lo hagan, dispondrán de un mes para decidir si colaboran con las autoridades y optar de este modo a un permiso de residencia y trabajo excepcional o bien regresar a su país de origen, en caso de que sean inmigrantes.
Otro de los instrumentos del que dispone el protocolo son tres documentos impresos dirigidos a las víctimas, en particular, y a la ciudadanía, en general, donde se detalla la información necesaria sobre la explotación sexual, los métodos más frecuentes para atraer a las futuras víctimas o los derechos con los que cuentan. El folleto dirigido a las mujeres que sufran la explotación sexual está editado en diez idiomas distintos en mensajes cortos y de fácil comprensión para intentar abarcar a un mayor número de personas. Por último, un tercer tríptico relata un testimonio de una mujer explotada que narra su experiencia y anima a las víctimas a romper su silencio y a poner fin al calvario.
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